Características eléctricas de los tejidos biológicos

La evidencia respalda la idea de que los tejidos biológicos poseen características eléctricas, sin las cuales el comportamiento ante patologías y lesiones sería menos eficaz. A nivel celular, el potencial de membrana es un ejemplo de actividad bioeléctrica a pequeña escala, que se genera de forma activa según las necesidades de bomba continua de la membrana celular y el sistema de transporte de iones. Gracias pues a esta actividad eléctrica, las células pueden ajustar eficientemente su nivel de actividad para aumentar o disminuir la cantidad de trabajo que realizan. Hay por tanto un nexo sustantivo entre lo que ocurre en la membrana y su capacidad terapéutica (Watson, 2009). 

El incremento y la disminución de la regulación celular es un fenómeno normal e importante. Una intervención médica o terapéutica puede estimular el aumento del nivel de actividad de las células, mediante el uso de medicinas, calor u otras fuentes de energía. El nivel de absorción de energía de la membrana celular es responsable en parte, si no totalmente, del incremento de regulación celular, según las modalidades de electroterapia utilizadas, y de apoyar la generación de efectos fisiológicos y terapéuticos con ciertos efectos adicionales importantes: la actividad eléctrica influirá además sobre la circulación sanguínea local, el incremento de la actividad muscular, la movilidad y el desarrollo de la fuerza (Watson, 2009).  

La magnitud del potencial eléctrico varía cuando el tejido está sometido a situaciones anómalas o estados patológicos. Cuando existen alteraciones, lesiones o fracturas, se produce una disminución o interrupción física de la "batería" dando como resultado un cambio eléctrico local que condiciona la recuperación y reparación de los tejidos. Hay una correlación entre la actividad eléctrica de los tejidos y su proceso de curación (Watson, 2009). 

En base a los numerosos estudios realizados, las lesiones en el hueso o en los tejidos blandos provocan alteraciones significativas y relativamente predecibles en los estados eléctricos de los tejidos, y el incremento de la capacidad eléctrica endógena desempeña probablemente un papel en la estimulación del propio proceso de reparación. Existen numerosos nexos de la capacidad de la ELECTROTERAPIA para influir sobre los procesos de reparación, con efectos a nivel celular, tejido nervioso, hueso y piel (Watson, 2009). 

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